Como dijo Galileo, el libro de la naturaleza está escrito con el lenguaje de las matemáticas. Y el libro de las matemáticas lo dicta la naturaleza, pues nuestra relación con ella —nuestra necesidad de comprenderla y controlarla— nos lleva necesariamente a contar y a medir, que son las actividades de las que surgen la aritmética y la geometría. Dicho de otro modo, la de las matemáticas con la naturaleza es una relación dialéctica, un continuo y fecundo diálogo entre la mente y la materia. Y participar en ese diálogo es una de las más fascinantes aventuras que podemos emprender.